La
convicción moral de la bondad del ideal que los mueve y la
confianza en la trascendencia de ese ideal es la fuerza que tienen
las Organizaciones con Fines Sociales (OFS). No importa el monto de
dinero con que se cuente. Muchas de ellas son el espacio social donde
los participantes se dan permiso para dejarse llevar por la pasión
que los moviliza y que no logra expresarse en los ámbitos laborales,
de familia, religiosos, etc. Al igual que en los clubes de barrio
donde un picadito a la tarde de un fin de semana transforma a más de
uno en Maradona, Messi o Pelé. En muchas Organizaciones con Fines
Sociales (OFS) los miembros logran expresar sus ganas de cambiar el
mundo en un tema particular donde pueden expresar esos deseos de
hacer del mundo un mejor lugar. Lo que en la adolescencia es un deseo
personal y muchas veces, una fantasía, en las Organizaciones con
Fines Sociales (OFS) puede transformarse en una realidad. Esta
posiblidad es lo que mueve a muchos. Para que ese esfuerzo no sea
estéril y no decaigan en una frustración donde "¡Es
imposible!" parece repetirse como un eco en el fondo del
alma…ponemos estas herramientas al servicio de los idealistas. Que
sirvan para potenciar sus ganas y lograr encauzar sus esfuerzos.
Del
viaje a España y a Italia pude comprobar que allí muchas
Organizaciones con Fines Sociales (OFS) contaban con el dinero
necesario para sus fines. Pero les faltaba la gente, la convicción,
las ganas y ese ideal trascendente que los mueva más allá de los
recursos con que cuenten. Al quedarse mirando la limitación de los
recursos con que cuento para emprender la obra, no se logra la obra.
Pero si se empieza la obra, poniendo los medios a medida que estos se
van presentando, el impulso para alcanzar el ideal no tiene límites.
Y eso es lo que los argentinos hemos aprendido de la tan desastrosa
crisis del año 2001. Si nos dejamos llevar del individualismo no
llegamos a nada, si nos dejamos llevar de la plata "segura"
no llegamos a lograr grandes cosas.. Pero si nos apoyamos unos a
otros y hacemos de nuestro ideal, un esfuerzo continuado y sostenido
con mirada trascendente más allá de los límites de los recursos,
aplicando herramientas profesionales de Administración, los frutos
están a la vista… ¡hemos podido salir adelante apoyados unos en
otros!
Esto
diferencia esencialmente las Organizaciones con Fines Sociales (OFS)
de Argentina de otras y de las instrucciones de implementación de
herramientas de origen anglosajón. En los estilos europeo y
anglosajón prevalecen una mirada pragmática que esteriliza los
ideales al enfocar los esfuerzo en la recaudación de fondos. En
Argentina, muchas veces la idea subyacente es similar a "no
sabemos cómo, pero vamos". Y esto genera los recursos
materiales e intangibles en las fuentes propias y de terceros que
movilizados por el ideal, adhieren con su esfuerzo y con sus
donaciones. Al bajar la mirada y perderse este motor del ideal, se
pierden en forma conjunta: el ideal, la gente y los recursos. Este es
el reclamo que se les hacía a las Organizaciones con Fines Sociales
(OFS) francesas instaladas en Africa. Al instarlarse en zonas de
pobreza extrema, traían los recursos pero el fin que los movía no
era genuino. Al intentar transformar la realidad en que se insertaban
en una copia de la sociedad francesa servían, directa o
indirectamente, para colonización cultural. Por eso, sin frutos se
volvieron a Francia, salvo aquellas que enfocándose en la gente,
cambiaron sus propias ideas sobre cómo deben hacerse las cosas por
el ideal de poner las cosas al servicio de la gente y de sus propias
necesidades, haciéndolas crecer desde ese lugar. Es decir
respetandos culturas loclales, aportar los pueda potenciar los
recursos con que contaban en lo humano, social, entre otros.
Todo
lo dicho anteriormente es el ideal que moviliza esta tesis. La
convicción de que lo valioso del esfuerzo moral de los fundadores,
de los continuadores, de los apasionados por lograr hacer de este
mundo, un mundo mejor al intentar restaurarlo a la inocencia original
del día de la Creación.
¿Se
logrará? Seguramente que no solamente con el esfuerzo humano. Pero
tampoco nos toca a descubrir el momento. Sólo hacer lo que debemos
hacer y un poquito más. El resto, sucederá cuando Dios así lo
disponga