Me  estaba preguntando.... 
¿por qué hay tantas asociaciones, grupos, unas formales y otras sin formalizar?.
¿Cuál será la razón por la que las personas quieren estar en una OFS?
Encontré varias razones qeu me han comentado las mismas personas que fui entrevistando por mi tesis: para ayudar, para divertirse, para compartir...
Sin embargo, hay razón profunda que es la necesidad de sentirse parte de ALGO.
Buscando material sobre este tema, encontré un articulo muy bueno.
Como ya dice bastante y lo dice muy bien... no agrego más comentarios.
¡Aqui se los comparto!
SENTIDO DE PERTENENCIA
19/05/2008 por Dr. Amauri Castillo Rincón -MsC  
Hoy  nuestro mundo está afectado en sus  valores éticos. Principios  fundamentales sobre los cuales nuestros  predecesores concibieron y  construyeron la sociedad contemporánea, se  encuentran erosionados.  Hemos  perdido mucho de nuestro sentido de  unidad y eso nos hace como  individuos moralmente débiles, y como  conjunto social… vulnerables.
Integramos  países y comunidades, pero  como  individuos hemos ido distanciándonos y  perdiendo esa unión que nos  hacía mejores padres, respetuosos hijos,  amorosos esposos, solidarios  vecinos, y… buenos ciudadanos.
El  bombardeo constante de consumismo,  vanidad desbordada, violencia sin  límites, indiferencia afectiva y… sexo  grotesco, han producido sus  resultados: pragmatismo, cortoplacismo,  irresponsabilidad, indiferencia  afectiva y religiosa; pero también  han  disminuido nuestra firmeza y  sembrado en nuestras almas profundos  vacíos, difíciles de superar.
Frente  a esas realidades, no queda otro  remedio que fortalecer las  instituciones que todavía quedan en pie.  Porque como lo escribiera El  Dr. Ron Jenson: “La sociedad  refleja la salud de las  grandes instituciones, las cuales reflejan la  salud de las familias,  las cuales a su vez reflejan la salud de las  personas.” 
Se  siente en el ambiente la pérdida del  mínimo sentido de pertenencia,  típico de los seres racionales  civilizados. Las personas se notan   afectadas en su identidad, cual por  su condición gregaria, el individuo  define y fortalece con la  interacción del grupo familiar, laboral,  estudiantil  y en la  comunidad  o sociedad donde hace su vida  cotidiana.
El  sentido de pertenencia significa  arraigo a algo que se considera  importante, como las personas, cosas,  grupos, organizaciones o  instituciones, que contribuye a alejar o  atenuar la soledad, que hoy  afecta a los grandes conglomerados humanos,  promoviendo insensibilidad,  egoísmo, desconfianza, y un sentimiento  progresivo  de inseguridad y…  desamparo.
El   priorizar el logro de cosas  materiales frente al amor y la  sensibilidad humana, al crecimiento  espiritual y el compartir las  muchas bendiciones recibidas de Dios,  violenta el sentido de  pertenencia al  hogar, al sitio de trabajo, al  lugar que nos vio nacer,  a la escuela o universidad donde nos formamos,  al grupo de amigos  y a  la comunidad en general, aislándonos de las  cosas que nos generaban  ese importante elemento vivencial, que nos  producía seguridad y nos  hacía sentirnos como parte de algo… importante.
Si  no tenemos arraigo por sentir que no  pertenecemos a nada ni a ninguna  parte todo se hace ajeno y,  progresivamente, se pierde el interés en lo  que no nos afecta  directamente; y eso es contrario al sentimiento  cristiano del amor y la  caridad que debemos a nuestros semejantes, cual  reflejó Jesús en su  admonición: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Quienes  aspiramos a una vida feliz  tenemos que luchar por  conservar nuestro  sentido de pertenencia, que  nos ayuda a mantener la cohesión humana,  iniciando nuestro trabajo en  ese sentido en la familia, haciéndola más  unida, comunicativa y  participativa, sobre la base del amor,  la  consideración, la aceptación,  la buena comunicación  y el respeto.
No  basta traer al mundo, alimentar y  educar los hijos; se requiere  amarlos y enseñarles a amar; sembrarles en  su alma el sentimiento de  solidaridad humana y la obligación de  asistencia a los semejantes, en  los momentos de desventura, dolor o  adversidad. Esa es una manera de  desarrollarles el sentido de  pertenencia a su grupo familiar y su  comunidad,  que con el devenir del  tiempo progresará y fructificará en  sus propios hogares.
No  es suficiente hacer pareja; se  requiere hacer conjunción de intereses,  sentimientos, sueños,  solidaridad, confianza y lealtad con esa otra  persona que nos escogió  dentro del conglomerado social para hacernos  objeto de su amor,  dedicación y compañeros de siempre. Ello afianza un  sano sentido de  pertenencia a esa persona, haciéndonos ser mejores para  no afectarla,  frente a el sentimiento recíproco de que también ella  nos pertenece, en  el camino de hacernos una vida feliz.
No  vale la pena trabajar o estudiar como  una obligación para subsistir o  prever el futuro; sería desperdiciar la  oportunidad de vivir  extraordinarias y edificantes experiencias que nos  da el disfrutar de  lo que realizamos. Se requiere amar lo que hacemos,  porque además de  ser una bendición, es un privilegio tener una labor que  ejecutar o  estudiar, cuando millones de personas no encuentran empleo y  otras  tantas no tienen la oportunidad de estudiar. Si amamos lo que  hacemos,  especialmente trabajar y estudiar, desarrollamos un especial  sentido de  pertenencia a esas Organizaciones en las cuales hacemos vida.
Participar  en las actividades y  organizaciones comunales, religiosas,  estudiantiles, de voluntariado,  culturales o recreacionales de nuestro  entorno, es una manera de  fortalecer ese importantísimo sentido de  pertenencia, como generador de cohesión intragrupal, que   al mismo tiempo que afianza nuestra identidad personal, nos permite  ser  más útiles a nuestros semejantes, cual debería ser la máxima  aspiración  de todo ser humano.
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